Narraciones del recorrido que realizo vía terrestre por el Centro y una parte del Sur de América, con el objetivo de llegar a Colombia, a participar en el Tercer Encuentro de Periodistas con Visión de Género.
domingo, 22 de noviembre de 2009
¡Ay reata, no te revientes que apenas es el primer tirón!
Yo podría escribir todo un tratado acerca del miedo. Es un tema que me da para muchas reflexiones. Por ejemplo, tengo la teoría de que los seres humanos nacemos siendo perfectos y nos llenamos de imperfecciones a lo largo de la vida, la primera de éstas es el miedo, el que se nos infunde desde que oímos esas amenazantes canciones de cuna que nos incitan a dormir, “porque viene el coco y te comerá”.
Ser timoratos, cobardes nos mantiene bajo control por siempre, pero es algo natural y temer no es lo malo, sino hacerse el valiente y querer demostrar a los demás que uno es muy torero y que las calaveras le pelan los dientes. Eso es falso. Todos tememos como Judas temió, pero lo que realmente vale es hacerle frente a esos miedos, encararlos, desafiarlos y superarlos, aunque nos tiemblen las piernas de pavor.
Pues yo debo confesar que sí he sentido miedo en las últimas horas. Ya estar aquí y ver la realidad es diferente a haber pasado semanas organizando este recorrido por Centroamérica. No me siento segura, me es muy difícil confiar en la gente, de hecho me cuesta trabajo entenderla, su acento y regionalismos me complican la comunicación y estoy luchando contra todo tipo de predisposición, pero he llegado al grado de mejor pedir referencias ¡a los turistas! Para llegar a los lugares que busco.
Después del baño de pueblo de seis horas en autobús llegué a Guatemala, la capital, ya con el plan de reunirme con unas compañeras de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, quienes trabajan en la agencia informativa Cerigua, especializada en el tratamiento de las noticias con perspectiva feminista, definiendo ese término como el activismo a favor de los derechos humanos de las mujeres. Ileana Alamilla, su directora, atendió una petición de hospitalidad que envié por correo electrónico a las y los compañeros de todos los países por los que planeo mi ruta, así que con tiempo hizo una reservación para mí en un hotel de la zona 1, que está en el centro histórico de la ciudad, algo de lo que le estoy muy agradecida. Ella tuvo trabajo y desafortunadamente no pudimos encontrarnos pero sí conocí a Marielos Carranza y Melissa Vega. Esta noche salimos a cenar y fue muy divertido. Tuvimos una plática magnífica, hasta ahora es lo mejor que me ha pasado en esta tierra, poder intercambiar con ellas experiencias del trabajo en nuestras respectivas regiones y sobretodo, sentirme tan bien arropada por estas brillantes colegas es incomparable. Ellas hasta me dijeron qué transporte tomar para llegar más segura a mi siguiente punto que es San Salvador, El Salvador, aunque me recomendaron no ir, porque es aún más peligroso que Guatemala. Otra cosa que no sabía es que la distancia es de casi ocho horas y hay otra igual para llegar a Tegucigalpa Honduras, lo que dificulta mi programa porque tengo un tiempo muy limitado para estar en cada país, reportear, escribir y acaso descansar.
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